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PANZA

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Había esperado aún más que las tres horas que indicaba el prospecto para encerrarme en el baño y descubrir si mi sensación era real. Eran pocos los días de atraso pero mi cuerpo me decía que algo estaba pasando. En menos de un minuto las dos rayitas rojas se dibujaron y sentí que el pecho se me salía. Emoción, miedos, millones de imágenes en mi cabeza que iban y venían. Ya había pasado por esto, pero eso lo dejo para otro relato.

Entre frascos de alcauciles en vinagre y muchos libros, durante casi 38 semanas imaginé, organicé, diseñé como sería la vida siendo, a partir de ese momento, tres.

¿Por qué entre alcauciles? No por cocinar o cosechar, sino por comer y no poder parar. Me fanaticé y compraba frascos al por mayor. Hoy, que ya pasaron más de 10 años, cada vez que pruebo uno, vuelvo a esos días.

¿Por qué entre libros? Porque leía, le leía a Mica en mi panza. Le contaba cuentos y también mis propias historias. Los libros me acompañaron mucho durante los meses de reposo que tuve que hacer -esto también lo dejo para otro posteo-. Algunos para conocer un poco más sobre embarazo, otros para aprender sobre “qué hacer” una vez que somos mamá y otros que simplemente me abstraían con  historias divertidas o esas de amor que siempre me gustaron.

Somos muchas las mujeres que disfrutamos del embarazo y hay muchas otras que no. Yo lo viví como un momento único pero, admito, que tiene sus ‘sube y baja’. No es lo mismo lo que imaginamos que lo que vivimos, no es lo mismo lo que vemos que nuestra propia  realidad.

Posar de costado frente al espejo y sacarse la foto perfecta, no es para todas. Pintarse la panza como una enorme luna en el cielo, tampoco. Vestirse canchera no es posible para muchas. Sentirse sexys es casi imposible para todas.

Pero esos cuerpos, nuestros cuerpos, son refugio, son contención, son calor. Nuestros cuerpos anidan, crían, alimentan. Nuestros cuerpos son los que mutan, los que se transforman para dar vida. Porque vos y yo tenemos ese poder único y absoluto que es traer nuestros hijos al mundo.

Cada 31 de agosto, se celebra el Día de la Obstetricia y la Embarazada para promover el rol fundamental que cumplen los profesionales en la salud de la mujer embarazada y el bebé recién nacido.


Ese día, del año 1240 murió San Ramón Nonato, el Cardenal nacido en Lérida en el año 1204 que fue extraído con vida del vientre de su madre muerta el día anterior.



Feliz día a esas panzas que sean grandes o pequeñas van creciendo y creciendo. Feliz día a las obstetras que con su labor nos brindan todo el apoyo que necesitamos al momento de convertirnos en mamás.

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